Entre el humo y el ruido


«No sabe dónde va perdida en la ciudad, 
busca un rayito de sol entre asfalto y cristal»


Flores. Eso somos, flores. Y como en la vida real, hay a quien le gustan unos tipos más que otros, unos son más de margaritas, otros de girasoles…pero lo que sí hay en común es su cuidado. Un poco de agua, un poco de sol, con mimo todo es mejor, nueva tierra por aquí, minerales por allá, etc…
Pero nunca nada en exceso, incluso es mejor pecar de escuetos. No necesita(mos) agua en exceso, nos pesa en los pétalos, nos desequilibra, nos impide pensar en otra cosa que no sea el agua que tenemos de más, incluso llegamos a ahogarnos.
Tampoco necesita(mos) demasiado sol, con un poco es suficiente y si es después de unos días de tormenta el poco que sea se agradece. Pero tampoco hay que tostarse.…
Lo que sí necesitamos es echar raíces y en un jarro con tan sólo agua y unos pocos de minerales no podremos ni empezar o al menos no como deberíamos. Necesitamos un suelo firme bajo nosotros, un lugar donde agarrarse cuando las cosas van mal, un lugar donde descargar el agua que nos sobra y no un jarro que se llena cada vez más.
¿Entiendes? Somos igual de frágiles que las flores, que las pompas de jabón. Por más que nos empeñamos en ser mas fuertes seguimos siendo frágiles. Así somos. Y una vez que lo tenemos asumido sólo nos queda elegir qué flor queremos ser y en qué lugar queremos echar raíces.

«Dice que entre cemento no existe poesía, 
no hay sitio para el color y ya nadie le fía »

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