Leña al fuego


Hoy no quería salir, había partido, mucha gente, las noticias repetían la historia de dos chicos y un malparado. Julián, me has recordado al Julián de verdad, serio pero a la vez gracioso, gruñón, peor sin maldad. Me has recordado al trabajador que no descansa y que lleva a su espalda los palos de la vida. “Dales caña” dijiste con algo de esperanza. Ojalá pueda darles la caña que se merecen. Espero que dejen de llenarse tus cristales de polvo, que el mausoleo no se lleve tu acera y mucho menos tu trabajo. Espero poder volver a entrar por la puerta y decirte con una sonrisa que repartí tus quejas lo mejor que supe, que alguien más te apoya. Por estas cosas es por las que me gusta perder la vergüenza, cuando salen bien reconfortan.

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